1. ¡Dinos tres curiosidades sobre ti! Cualquier cosa, ¿quizá algo que haces o dices que te parece normal, pero a otros no?
—Respondamos por el otro para variar un poquito, ¿estás de acuerdo?
—«Está bien. Empieza tú.»
—Eres incapaz de dormir sin abrazar algo. —Soltó sin necesidad de pensarlo ni un segundo. —Siempre has tenido esa extraña creencia de que tu corazón va a detenerse durante el sueño si no hay nada contra tu pecho.
—«Supongo que me gusta el sentimiento de seguridad que ello provee. No lo sé.» —Se encogió de hombros. —«En tu caso particular, siempre lees los libros de forma muy poco ortodoxa y confusa porque no puedes vivir con la incertidumbre de lo que va a ocurrir.»
—¡Vamos, todo el mundo debe hacer eso! —Exclamó, mostrándose un poco ofendida. —A mí me parece raro no leer un poco del inicio, pasar al final de la obra y seguir con lo que hay a la mitad.
—«Nunca he visto a nadie más que a ti realizar eso. Y, ciertamente, no comprendo cómo no te pierdes al realizar tus lecturas de esa forma.»
—¿Es así? Entonces soy una pobre alma incomprendida y sumamente avanzada a su tiempo. —Bromeó.
—«Considerando que tampoco puedes distinguir la derecha de la izquierda sin ayuda de nuestro pendiente, probablemente tengas razón.»
—Es un poco complicado cuando se es ambidiestro. —Replicó. —Es decir, todo el mundo siempre dice: “Ve por el objeto a la derecha. Sí, en dirección a la mano con la que escribes.” —Pronunció, esta vez con una voz chillona. Ante lo cual, su hermano tuvo que proceder a morderse la lengua para no soltarse a reír. —¡Pero yo escribo con ambas! A-así que necesito tocar el pendiente para saber de qué derecha me hablan.
—«Dime, ¿de qué lado está tu pendiente?»
—¡De la segunda derecha! Eh… No, espera… —Negó con las manos antes de dar con la respuesta correcta. —¡Izquierda!
—Very good, Fei! —Aplaudió brevemente. —It’s your turn now.
—¡Ah, cierto! —Exclamó. —No es que sea algo especialmente raro, pero hay veces en las que, para encontrar serenidad, tomas hojas de papel y realizas diferentes figuras con ellas.
—«Principalmente estrellas o grullas. Es bueno mantener la mente ocupada cuando hay algo que te estresa o mantiene ansioso.»
—A propósito de eso, corrígeme si estoy equivocada, pero… ¿Escribes canciones con las figuras?
—«Las uso a manera de notas, sobre una partitura que pinto sobre el piso. ¿Dónde escuchaste eso? Creí que lo tenía en secreto.»
—Era un rumor que circulaba en el Santuario. Sin embargo, no había rastro de ello, así que nunca lo creí.
—«Una vez que lograba encontrar paz, limpiaba todo. Además, la música no era nada especial, sólo una composición simple de sonidos que había escuchado a lo largo del día.»
—Ya veo… ¿Y nunca guardabas nada? Hubiera sido divertido agregar una letra a esas “composiciones simples”.
—«No creí que fuese necesario hacerlo. Pero ahora que mencionas esa posibilidad, me arrepiento un poco.»
—Es una pena.
—«Sólo falta una curiosidad sobre ti, ¿no es así?»
—Ujum.
—«Es fácil. Sueles atribuirle sabores, olores, aromas y sensaciones a las cosas.»
—Debe ser extraño, ¿no? —Soltó una pequeña risilla. —A veces la gente no me entiende cuando le hablo, así que procuro guardarme esas ideas en la cabeza y tener una conversación “normal”.
—«A mí me gusta. En efecto es algo extraño, pero me resulta interesante al mismo tiempo.»
—Muy bien, entonces mientras esté contigo puedo darme la libertad de ser más extraña de lo normal.
—«Haré lo mismo.»
2. ¿Cómo te has sentido en la residencia? ¿Extrañas tu antiguo hogar?
—Sé que aunque no hablemos mucho de eso entre nosotros, ambos lo extrañamos bastante.
—«Era lo mejor de nuestras vidas y ahora no es más que un simple recuerdo.»
—Al menos hasta que podamos volver. —Suspiró. —Pero mientras estemos aquí, hay que intentar pasarlo bien.
—«Es un lugar cálido y, sobre todo, seguro. No podríamos pedir más.»
—¡Exactamente! Además, es realmente genial tener la oportunidad de aprender más cosas de una realidad de la que no teníamos ni idea que existía.
—«Sí. Veamos los lados positivos de esta experiencia.»
3. ¿Hay alguien en tu corazón o que te robe los pensamientos?
—No... Actualmente no hay alguien así en mi vida.
—I don’t think I understand this question. —Apartó la mirada.
—¿Con qué descaro dices eso? No soy tonta, Shayne. —Frunció el ceño. —Sé cuando las palabras de una persona saben a durazno al escucharlas, así que suelta la verdad.
Sabiendo que su hermana no dejaría el tema en paz, comenzó a escribir tras soltar un suspiro que no emitía otra cosa más que resignación.
—«Se trata de alguien que he visto en mis sueños los últimos días. No sé quién es, pero su voz me resulta imposible de olvidar, así que suelo pensar en ella cada mañana, al despertar.»
—Bueno, eso explica mucho… —Pensó, a la vez en que miraba un par de frascos llenos de pequeñas estrellas de papel.
—«No vayas a olvidarte de omitirlo, por favor.»
—¡De acuerdo! Me aseguraré de decir que tu respuesta es tal como la mía. —Accedió sin más. —Pero no te sientas muy ansioso por la situación. Probablemente sea producto de tu subconsciente.
—«Tienes razón. Tal vez me como la cabeza por nada.»